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Nada menos que dos poetas, quienes lo han leído lo saben

La tradición poética cubana es una de las principales en la región latinoamericana y estas dos antologías que presentamos a los lectores son muestras irrefutables de dicha tradición.

A pesar de la escasísima difusión de su obra, Marimón ha devenido poeta de culto para casi todo el que se acerca a su obra. Sus cuadernos inéditos han sido copiados, reproducidos, recomendados, atesorados, robados… Las nuevas promociones de poetas de Matanzas –quizás los únicos que han tenido acceso a su obra–, reconocen su marcada influencia. Como todo poeta maldito, hacía mucho tiempo que frecuentaba bares y tugurios con Li Po, Villón, Baudelaire, Kavafis o Bukowski, cuando decidió montarse en el barco ebrio con Rimbaud y hacerse a la mar. Algún amigo recuerda que confesó: "Si me voy de Cuba, me muero". Solo un año después murió ebrio, anónimo, en ese barco que se llama Las Vegas, entre extraños, en circunstancias poco conocidas. Dicen que sanitarios públicos lo incineraron. Nadie conoce dónde descansan sus restos. Algunos aseveran que esta es otra de sus tantas bromas, que algún día lo veremos regresar del Valle, o atravesar el Parque de la Libertad de su amada ciudad de Matanzas, o remar por su río Yumurí, contra la corriente.



100 AÑOS No seré uno de esos viejos que por las mañanas buscan la leche y el pan y después se duermen en los parques esperando las moscas, el pedazo de algodón que los haga para siempre callar. En realidad creo que no llegaré allá. Por estos reinos penetro en los hospitales y cafeterías, con mi garfio de vidrio excavo en las viejas tumbas, calmo mi sed de abismo en la humedad de los cántaros rotos. Con un cuchillo en las venas transcurro en el rumor más callado del hombre. La misma luna entonces hace crecer una raíz de muerte en mis ojos sin fin. Habito en la rabiosa trampa de algún dios contrahecho y sé que en el mundo ya casi nada vale la pena. No preciso ninguna fórmula, ningún ritual para que el vino siga transcurriendo por mi garganta cruda. Mis ojos, mohosos por la tanta lluvia que han visto se niegan a ser despertados por un sediento amanecer. Me disfracé de olvido para transparentarme; ¡te esperé tantas veces! He de continuar por la misma ruta que los cazadores hasta que mi hocico tropiece con sus escopetas. Pronto, ¿veré a Dios? ¿Qué me dirá? ¿Y yo a él? La vida para mí no ha sido fácil... novela inédita.....

Luis Marimón




"Dulce María Loynaz ocupará sitio de honor entre los poetas que no hacen escaramuza del concepto de generaciones y no esgrimen el almanaque a modo de espada de caramelo. Se verá en ella al poeta constante que da fe de su existencia como tal; al poeta que no claudica, que sabe que su oficio es digno y sirve ese oficio con dignidad. Para nosotros ella ocupa ya ese sitio privilegiado por la entraña y por el acento privilegiado de su admirable poesía".



No era bueno quererla; por los ojos

le pasaban a veces como nieblas

de otros paisajes: No tenían

color sus ojos; eran

fríos y turbios como ventisqueros...


No era bueno quererla...

Adormecía con su voz lejana,

con sus palabras quietas

que caían sin ruido, semejantes

a escarcha ligera

de marzo en las primeras

rosas, sin deshojar

los pétalos...

Alguien por retenerla

quiso hacer de toda su vida

un lazo...Un solo lazo fuerte y duro...

Ella

con sus frágiles manos rompió el lazo

que era lazo de vida...


(A veces, nieblas

de otro país pasaban por sus ojos...)


No era bueno quererla.


Dulce María Loynaz


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