Presentación casi a moda de excusa
¡PRILOGANDO! (presentación casi a modo de excusa)
YOSS
Siempre ha habido prólogos y epílogos, en la literatura. Y todo parecía muy organizadito y correcto. Hasta que al gran humorista cubano Héctor Zumbado, teniendo en cuenta la cantidad de gente antojadiza que, sistemáticamente, se leía el prólogo después del libro, y/o el epílogo antes, se le ocurrió la caótica idea de crear el prílogo: un texto comodín, al que puede acudirse antes o después... y viceversa. Genial concepto... como casi todo lo de Zumbado. Y que me disculpen la guataquería con el difunto maestro. Los que no lo han leído, léanlo ya. Que nunca es tarde para adquirir cultura, y más cuando uno puede morirse de la risa en el proceso. Y los otros lectores (sí: aspiro a tenerlos, iluso que soy) los que no sepan lo que es guataquear, por no ser cubanos... por favor, investiguen un poquito ¿o creen de verdad que el autor se los tiene que dar todo masticado? No sean abusadores... ni me hagan recordarles aquella clasificación cortazariana del lector macho o activo y hembra o pasivo. Que cualquier feminazi de hoy descalificaría de plano, por misógina y hetero patriarcal. Ya concretando, el propósito no muy oculto de este prílogo no es otro que justificar un poquito la curiosa selección de textos que recién leyeron, leerán pronto... o, después de estas líneas, no se van a molestar ni en abrir: ¡tarde, por desgracia! porque ya compraron el libro, que es lo que cuenta. El real McCoy, como dicen los yanquis... SOBRAS ENCOGIDAS contiene, como su título indica ¡aunque no hay que fiarse de la propaganda capitalista, ya saben, camaradas! algunos de mis cuentos más breves. Escritos en distintas épocas, y/o que no han encontrado todavía acomodo en otros de mis libros ya publicados... que a mis 53 años suman ya 56. ¡Modestia, apártate! Unos, por ser parte de conjuntos aún inéditos; como Wabhal el copromante,la historia que dio origen a mi magnífico (y muy de cerca viene la recomen- dación, pero hablo en serio...) libro de relatos fantásticos Los nombres olvidados. Otros, por ser... más bien inclasificables, rara avis dentro de mi copiosa producción cuentística. Como Elegido para la evolución; Canis,capucha,contagio; La conjura Kurgán; La saga de Yonkel El Volao; Permiso para helicópteros; y Los meandros de la historia. Luego se me ocurrió, para redondear el volumen, incluir unos cuantos relaticos más que, no siendo tan cortos, y aunque ya figurasen en alguno de mis demás libros... pensé que harían un buen papel aquí, vaya. Optimista que es uno ¿no? Como Apolvenusina; y Mousse de biochocolate espacial a la solitaria... para dos comensales, ambos pertenecientes a la colección de paratextos de ciencia ficción Etc... y otras cosas. Y Las chimeneas, tercera narración del fix-up País grande, país pequeño, y uno de mis relatos más conocidos y mejores... o eso, al menos, dicen los críticos. A cuyo criterio, ya se sabe, ningún lector ¡ni tampoco escritor! hace mucho caso. También, last but not least, añadí otros tres cuentos breves: El globo de bronce; Mariconá gorda y Salud para todos. Textos que, aunque publicados en revistas o antologías cubanas o extranjeras, no es que hayan circulado mucho... O sea, básicamente y resumiendo... aquí están los cuentos que me dio la gana poner. Porque sí. Por- que el autor elige. Y punto. El título, por cierto, también es un homenaje al libro de otro maestro del humor cubano... (y noten que me incluyo en el gremio ¿autosuficiente, yo?) Nada menos que OBRAS ENCOGIDAS, de Enrisco, o Enrique del Risco, como más rabia les dé. Un conjunto de cuentos que mereciera un premio Pinos Nuevos en su día, a principios de los 90, y 200% genial, en serio... y en broma también. Además, debo aclarar que en estas páginas, defecándome olímpicamente en las convenciones de género, reuní, sin orden ni concierto, cuentos de los tres subgéneros de la narrativa que practico: ciencia ficción, fantasía y realismo. Adivinen ustedes a cuál pertenece cada texto... si pueden. Porque en Cuba, donde Franz Kafka podría haber sido un escritor costumbrista más, ¿qué tiene de raro que un hombre se despierte una mañana conver- tido en cucaracha... en un país donde todos los días hay cucarachas que son nombradas ministros? estas tres vertientes suelen terminar confundiéndose, y confluyendo alegremente, en el surrealismo y el absurdo cotidianos. Y a nadie le parece extraño. Eso sí: como alguna virtud tenía que tener, esta selección, busqué un denominador común en todas estas narraciones: el humor. Son textos cómicos... o que pretenden serlo, en todo caso. Vaya: que aspiro a arrancarle a cada lector, como mínimo, una carcajada por cuento. Preferiblemente una de esas risotadas largas y sabrosas, que hacen aguantarse la barriga y dejan un delicioso dolorcito en las comisuras de la boca. Claro que, si no lo consigo, me daría por satisfecho si obtengo de ustedes, al menos, una sonrisita refle- xiva. Que ya es bastante, en estos tiempos de pandemia, cuarentena, crísis económicas, guerra Rusia-Ucrania y caras largas. Y si no logro ni eso... por faplís: no me lo digan. No me envíen correos electrónicos lapidarios (por eso no pongo mi email) ni lo pongan en las redes sociales. Déjenme seguir creyendo que soy gracioso. Que no se le quita un hueso a un niño, una ilusión a un perro, ni un juguete a un hombre... Ah, creo que no era así... pero, como decía Silvio Rodríguez: es igual aunque no sea lo mismo... y eso tampoco es literal, me temo. En fin: que esto es para reírse ¿eh? Ya están advertidos...
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